lunes, 10 de octubre de 2011

Carlos Manuel Perfecto del Carmen de Céspedes y López del Castillo
(1819–1874) fue el líder de los independistas cubanos en sus inicios, se levanto en armas contra el gobierno español en 1868, dándoles la libertad a sus esclavos los invito a la lucha anticolonialista. Destituido como presidente en 1873 se instalo en San Lorenzo, la Sierra Maestra donde en 1874 cae en desigual combate contra los españoles.
Nació en Bayamo en el año de 1819, estudió derecho. Céspedes tenía una vasta preparación cultural y política, había estudiado Filosofía en la Universidad de la Habana y graduado como abogado en España, obteniendo el titulo de leyes de la Universidad de Barcelona y el doctorado en la Universidad de Madrid. También fue en Europa en que aprendió a dominar hasta cuatro idiomas.
Este abogado y terrateniente bayamés amaba la música, la poesía; practicaba esgrima, equitación, ajedrez, y como conspiraba en la sociedad de recreo y en la logia masónica de su ciudad natal es desterrado dos veces. Pequeño de estatura era Céspedes, aunque robusto y fuerte. Cuidadoso en el vestir, amigo del baile, de montar a caballo, de hacer esgrima, de jugar al ajedrez. Y era poeta, o mejor dicho, hacía versos, y era con las damas galante como un caballero. El valor real del hombre no está en ser gordo o flaco, bajo o alto, rubio o moreno: el valer real del hombre está en la rectitud de la conciencia, en el genio, en el talento, en el saber, en la bondad del corazón, en no amar la vida al extremo de caer, por conservarla, en el deshonor: en saber morir a tiempo, sin miedo a la muerte...
Fue en su finca de La Demajagua donde Carlos Manuel de Céspedes inició la independencia contra España el 10 de octubre de 1868, declarando la independencia de su Patria, secundado por cientos de parciales en Manzanillo, cuyos sectores constitutivos fueron capaces de hacer causa común bajo las divisas de unidad, libertad, justicia e igualdad: blancos, y negros, libres y esclavos.
En 1871 es hecho prisionero su hijo Oscar y cuando le propusieron a Céspedes soltarlo si dejaba la lucha, respondió: "¡Oscar no es mi único hijo, yo soy el padre de todos los cubanos!" Por esto, es el Padre de todos los cubanos.
En 1873, por la desunión entre los cubanos, Céspedes es depuesto y se retira a San Lorenzo, sitio intrincado de la Sierra Maestra, donde enseña a leer y escribir a los niños de los alrededores. En 1874 es delatado y así, domado el espíritu, apaciguado el ánimo, tal como un abuelo, como un patriarca bíblico, lo sorprendió un día el enemigo, cae en combate desigual, pues el Padre de la Patria no permite que sus enemigos lo capturen vivo. Solo y sin más armas que su revólver, decide vender cara su vida y dispara hasta el último tiro; es decir, hasta el penúltimo; que el postrero se lo clavó en la frente ancha, prefiriendo que cogieran el cadáver del ex-Presidente, al ex-Presidente, abandonado y maltratado por la ingratitud de sus propios hermanos.

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