Cuando hoy, 10 de diciembre, se conmemora un nuevo aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, reflexionamos sobre las violaciones en materia civil y política cometidas por las autoridades cubanas; las mismas que llenan el mundo con propaganda de la supuesta injusticia contra los 5 espías sembrados en Estados Unidos. Pero allí han tenido revisión de sus procesos judiciales, que en el caso de tres han rebajado ya las condenas. A los prisioneros de conciencia y políticos pacíficos cubanos en Cuba, el “país más democrático y justo del mundo”, no se dio oportunidad de un debido proceso, ni de justa apelación, ni de revisión de causa. Las condiciones de prisión y la asistencia médica han formado parte de la tortura física y psicológica, violatoria de las Normas Mínimas de Tratamiento de Reos de la ONU, aceptadas por el gobierno cubano, y de preceptos de la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, suscrita por Cuba en 1987 y ratificada en 1995, así como de las disposiciones sobre atención médica.
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